martes, 16 de noviembre de 2010

Capítulo 41 - Ya no quedan estatuas

¿Estamos muriendo todos o solo yo?

En realidad existen infinitas posibilidades.
Puede que esto sea una pesadilla, puede que sea una paranoia creada por mi ángel terrible.
Me estoy muriendo, lo siento en mi interior. Desde lejos se ven las luces del pueblo apagándose lentamente.
Estoy mirando a lo terrible frente a frente, me apodera, me lleva.

Sólo debo dejar que mi mente lo comprenda, que comprenda que debo ser llevada… ¡es tan fácil!, no es en absoluto malo, sólo es esperar el cambio.
Sólo debo comportarme como si nunca hubiese existido hasta que simplemente un día desaparezca, mi alma es un ataúd de pieles muertas.

De los días de gloria ya no quedan estatuas.

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