domingo, 4 de marzo de 2007

Capítulo 1 : Silogismo del Olvido

Si alguien nos regalase un perro lo primero que haríamos sería ponerle nombre, y me dí cuenta de una verdad no muy evidente. Nombrar es poseer.Nombrar es poseer, así que ya no te nombro porque forma parte de mi aprendizaje del olvido. Se puede decir que te desposeo.Desposeo tu nombre y los recuerdos podrían ser de otro, al no ser míos no me duelen y puedo ironizar con ellos. Las cosas con las que ironizo acaban pareciéndome simples. Lo simple no me crea dudas, la ausencia de dudas me tranquiliza. Si estoy tranquila encuentro mi espacio. El espacio es igual a la velocidad por el tiempo, pero en este caso mi velocidad es mi tiempo ya que un día es igual para todos y no lo puedo cambiar.Si mi tiempo es mi espacio y mi espacio mi tranquilidad, mi tranquilidad la ausencia de dudas, la ausencia de dudas lo simple, lo simple es con lo que ironizo e ironizo porque desposeo tu nombre, y desposeo tu nombre buscando el olvido… Mi tiempo sería el olvido.Pero si mi tiempo es olvido podría olvidar que te desposeo y eso no tendría sentido.

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