sábado, 25 de agosto de 2007

Capìtulo 14 - Cantos de Sirenas


Dicen que el canto de las sirenas es tan bello que los marinos que la escuchan no pueden resistirlo y dirigen sus naves contra los arrecifes; los supervivientes al desastre, son devorados cruelmente por ellas.
Cuando Ulises abandonó la morada de la hechicera Circe, sabía que pasaría cerca de las sirenas, por su curiosidad pidió a sus marinos que lo atasen fuertemente al mástil y que ellos se tapasen los oídos con cera, así podría oír la belleza de su melodía sin ceder a su encantamiento.
Este canto evocador persuadió a Ulises que acabó pidiendo a gritos a sus compañeros que lo desaten, pero estos permanecieron sordos a sus gritos escapando así del funesto destino.

¿Qué porqué recuerdo este relato ahora?, no sé, pero me ha venido a la memoria. Tal vez porque la sirena dibujada en mi guitarra me ha recordado que cedí a su encantamiento un día y ciega y delirante me dirijo al arrecife, o tal vez porque es un día lluvioso de té Gunpowdwer e incienso de naranja, en la que me siento desprendida, una vez más, de la carga que supone escribir una página más de esta nuestra Síntesis.

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